Él es José Manuel, quien, al conocer la Fundación Padre Arrupe, decidió colaborar con el proyecto apadrinando a un alumno. Hoy, nos trae su testimonio:
«Me llamo Jose Manuel Jiménez y yo también estaba buscando una ONG en la que poder confiar, con la que tener la certeza de que mi dinero servía para ayudar de verdad.
Un día de casualidad oí hablar de la Fundación Padre Arrupe. Según leí en la web, su proyecto consistía en becar a 1500 niños y niñas provenientes de una de las zonas más violentas de El Salvador. Gracias a estas becas, se forman en un colegio de excelencia académica y así se mantienen alejados de los riesgos que implican las peligrosas pandillas “maras” que controlan el país.
Como me gustó la información que leí, decidí conocer más y escribir al mail de la Fundación info@fundacionpadrearrupe.org. Rápidamente me contestaron y pude reunirme con su presidenta Aurora. Ella me habló acerca de los elevadísimos resultados del colegio, de las medallas que sus estudiantes ganaban en competiciones académicas internacionales, del servicio gratuito a alumnos de la clínica médica,…
No lo dudé y quise saber cómo podía colaborar con el proyecto. La propuesta me pareció estupenda: apadrinar a uno de los niños del colegio. Iba a saber su nombre, su edad, su situación familiar, sus notas,… e iba a becarle en sus estudios. Me gustó tanto la idea que mi pareja y yo decidimos apadrinar al pequeño Leo.
Se lo comenté a mis amigos y muchos de ellos decidieron seguir nuestros pasos. Al final entre todos hemos apadrinado a 5 niños y 4 niñas para que puedan estudiar en el Colegio Padre Arrupe.
La historia no acaba ahí. El pasado agosto viajamos a El Salvador y pudimos conocer en persona las infraestructuras del centro y, sobre todo, a los alumnos que estábamos ayudando. Tener a esos niños y a sus familias alrededor, con sus sonrisas y dándonos las gracias, ha sido uno de los momentos más gratificantes y felices de mi vida.”
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