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UNA EMOCIONANTE SEMANA EN EL SALVADOR

La presidenta de la Fundación Padre Arrupe, Aurora de Rato, acaba de regresar de Soyapango. «Han sido unos días intensos y muy productivos, vuelvo llena de energía y con ganas de seguir construyendo y ampliando nuestro proyecto», nos cuenta a su llegada a Madrid.



«Llegué a El Salvador el sábado, y el domingo por la mañana teníamos un evento muy importante». Era la carrera solidaria pro becas de estudiantes, que realizábamos por primera vez en nuestra trayectoria. «Desde el principio se respiraba muy buen ambiente. Había más de 600 personas y todos estaban ilusionados por colaborar con el proyecto». El resultado de la carrera fue un éxito rotundo.


En los días de trabajo en el Complejo Padre Arrupe, Aurora tuvo tiempo para todo. «A mí siempre me gusta entrar en alguna de las aulas para ver qué tal están los estudiantes y escuchar sus comentarios y opiniones. Esta vez estuve en la clase de informática donde unos alumnos estaban aprendiendo a usar el programa de codificación Scratch. Seguimos apostando por la innovación y nuestros alumnos aprenden desde edades tempranas habilidades fundamentales en la era digital”. También se reunió con la promoción de alumnos que terminan el Bachillerato este curso y confirmó lo bien que sigue funcionando la clínica médica.


Pero el acontecimiento más emocionante de la semana fue el Día del Fundador, donde se conmemoró el aniversario del nacimiento del padre Juan Ricardo Salazar-Simpson. «Es increíble cómo, pese a haber fallecido hace ya 20 años, su figura está presente en el Colegio como si se hubiese ido ayer». Visto lo ilusionados que estaban los alumnos más pequeños por conocer a la sobrina del fundador, Aurora les compartió algunos de los recuerdos que tiene de su infancia con él. «Cuando era pequeña mi tío venía a casa por las tardes y me ayudaba con las matemáticas y la física. Con él montaba en moto, me enseñó a limpiar y a cambiar bujías y los fines de semana íbamos juntos al cine. Me enseñó muchas cosas: la fuerza del esfuerzo, soñar siempre en grande y la fuerza del amor, que mueve montañas y cambia el mundo. Vosotros también podréis cambiarlo y hacerlo mejor para todos».


En resumen, ha sido una semana intensa pero muy emocionante. Este verano Aurora volverá a Soyapango para seguir haciendo crecer el proyecto educativo y sanitario de la Fundación Padre Arrupe.

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